El
estrés, el arte de amargarse la vida, es entendido como la reacción interna que
se desata en nosotros producto de un desequilibrio entre las demandas externas y
las posibilidades de afrontamiento que nosotros mismos pensamos que poseemos. Se
podría decir que es imposible vivir sin algún tipo de estrés, ya que en
pequeñas y controladas dosis resulta estimulante para algunas personas y en
general motiva al logro. Sin embargo, cuando este estrés se convierte en
excesivo o no se controla adecuadamente, puede ocasionar problemas de
salud.
Además,
debemos tener en cuenta que los acontecimientos estresantes no son
exclusivamente sucesos negativos, como tener problemas de pareja o laborales,
sino que también pueden ocasionar estrés ciertos sucesos positivos, como una
boda, comprar una casa o tener un hijo. No obstante, hay que subrayar que lo
que resulta estresante para una persona puede no serlo para otra. Por ejemplo,
algunas personas disfrutan hablando en público mientras que otras se sienten
tremendamente ansiosas, otras viven los cambios como algo emocionante mientras
otras lo viven como un suceso altamente estresante.